Me han dicho que escriba 3o0 palabras sobre el domingo de Salas. No se si llegare a tantas; haré como con las canciones que no me se....

El domingo 21 a eso de las 16.00 salíamos para Salas desde Burgos Jorge (el ceri) Rober (corti, Fermín...), Andrés y yo después de una opípara comida en el chino. Que diferente es la comida del chino sin sangría, el pollo chop-shuei no sabe igual. Durante el viaje Jorge nos contó lo bien que se lo paso con una chica, resulta que Rober la conoce y no le cae nada bien así que mas que nos contase nosotros nos inventamos lo que debió hacer. Nos llovió durante el viaje pero una vez en Salas ni gota.
Allí ya estaban Ruba y Fran, venidos de Aranda, con Pedrito esperando a los quintos y a nosotros. Nos costo un poco arrancar, no lo digo por tocar si no por los quintos. Tuvieron un fin de semana muy largo y la tarde del domingo les pasaba factura, que suerte tienen los estudiantes, habían decidido no ir el lunes a clase la mayoría de ellos y el miércoles tenían el vuelo a Alemania. En los tiempos que yo fui quinto el único viaje que hacían los de las milicias era al centro de reclutamiento. ¡Como cambian los tiempos!

Nosotros tampoco estábamos en nuestro mejor momento, un puente es largo para todos y si a eso le añades cenas con los amigos... ya esta todo dicho, la cosa se complica y nos pilla el toro. A partir del tercer cachi ya nos dedicamos al agua y a sentarnos con los chavales en cada silla vacía que hubiese. Las rondas eran lo más parecido a las dianas que damos en Miranda, sin música todos en silencio y uno por ahí gritando, gastando el ultimo aliento de voz que le queda en la garganta. Poco a poco y porque me olvide el megáfono Andrés re hizo cargo un rato de llevarlo y de cantar, nos hizo reír hasta llorar. Rober también canto, que buen grupo podrían hacer para eurovisión, yo les votaría.
Poco a poco se iba acercando la hora, las 22.00. No queríamos que llegara por el ambiente, pero si el cuerpo lo desea este puede mandar mas que la mente, y mi cuerpo me pedía cama, descanso y un gran vaso de leche.

En resumen, ha sido un fin de semana muy bueno, hemos tocado mas que dormido, cenamos con Patri, charlamos con Sandra y Vero, las cervezas con los salenses....
Un abrazo a esos quintos del 92, la generación de naranjito.
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